Amigo, casi hermano, cuando desde tu encierro de barro repones el calor ausente de mi cuerpo. Cuando bañas con tu luz la noche oscura. Tu danza continua me obnubila y embelesa... Tu crepitar, como en un canon, anuncia sosiego y calma.
Mi tiempo se consume contemplándote, mientras tú reduces a cenizas tu alimento...
Mi tiempo se consume contemplándote, mientras tú reduces a cenizas tu alimento...
Me atraes como un imán al hierro, tirando de mí hacia tu interior. Pierdo mi prudencia y me aproximo... ¡Ya me abrasas! Retrocedo, pero no puedo separarme de tu vera... No puedo apartar de ti mi mirada.
Enemigo y asesino, cuando desbocado reclamas para ti el ser y el poseer del mundo... Tu voracidad insaciable aterra y acongoja... ¡Deseo entonces tu pronta muerte!
Te amo, te odio...
Fuego amigo, fuego enemigo...
Hermano, asesino...
P.S. Foto de la chimenea en El Centenillo, Jaén, este fin de semana.