lunes, 31 de mayo de 2010

La crisis y la peligrosa estupidez humana...

Cerca de mi estudio, en una pared hasta ayer inmaculada, unos descerebrados que firman con las siglas DN, han dejado su "inteligente" eslogan para salir de la crisis.

La xenofobia me da un asco profundo, de esos que revuelven las tripas... Es la pulsión más baja y peligrosa del ser humano. Aquella que lo orienta a exacerbar sus complejos de inferioridad y descargarlos de la manera más violenta posible sobre cualquiera que sea "distinto".

Que el paro arruina en España a cuatro millones y medio de personas... Pues nada, la culpa la tienen los inmigrantes... ¡Toma genialidad!

Igual no pensaban lo mismo cuando esos inmigrantes desempeñaban labores que nadie quería hacer, y en muchas ocasiones sin contratos ni derechos y con sueldos más de esclavos que de trabajadores.

Y estos descerebrados, para colmo, se extienden por toda Europa y cada convocatoria electoral consiguen más votos... ¡Qué miedo!

Por cierto, los "genios" de DN, Democracia Nacional, son un partido de extrema derecha que, echando mucho de menos a Franco, se enorgullece de contar con "padrinos" internacionales del pelo de Jean Marie Le Pen (del Frente Nacional francés) y David Duke (del Ku Klux Klan y líder suprematista blanco en los EE.UU.).

¡Dios, qué miedo! ¡Líbranos de esta gentuza!

miércoles, 26 de mayo de 2010

¡¡España ya no está en crisis!!...

¿Quién ha dicho que estamos sumidos en la mayor crisis mundial desde 1929? ¡Mentiras!

¿Quién ha dicho que se reunirá mañana el parlamento español para aprobar graves medidas de recorte del gasto público que suponen bajadas de salarios y congelación de pensiones? ¡Falacias!

¿Quién ha dicho que en España hay más de cuatro millones y medio de parados? ¡Embustes!

¡¡España no está en crisis!!


¡Cada jugador de la selección española de fútbol que va a participar en el Mundial de Sudáfrica 2010 cobrará 550.000 euros si ganan! ¡En total una factura de 14.000.000 de euros! Quizá haya alguien que aún lo entienda mejor en pesetas, pero se perderá contando los ceros, porque son más de 2.290.000.000 de pesetas.

¡La selección del mundo que más cobrará en primas si gana! ¡Con dos cojones! ¡Más de cuatro veces lo que cobrarán los de Brasil, que ya han ganado en cinco ocasiones!

¡Y encima, hay que darles las gracias porque si no pasan de octavos, han dicho que no cobrarán más que las dietas!

Mira que me gusta el fútbol, como ya he comentado en alguna que otra ocasión, pero es que la noticia me ha indignado tanto que se me han quitado las ganas de ver ni un solo partido.

¿Dónde quedó lo del orgullo de representar a tu país? ¿Si un jugador de una selección nacional necesita una prima para ganar, de que tipo de deporte estamos hablando?

¡Joder qué país, joder qué país, joder qué pais!

P.S. Foto oficial de la selección española de fútbol publicada hoy en el diario As.

lunes, 24 de mayo de 2010

Como en casa en ningún sitio...

El título de la entrada es una evidencia que, a lo largo de la vida de cada cual, va convirtiéndose en verdad absoluta e incuestionable...

La juventud hace a muchos desear hasta el extremo estar en cualquier sitio antes que en casa. Algunos jóvenes se pasarían el día con los amigotes pateando la calle para volver al hogar con el tiempo justo de saludar a sus padres (si es que aún están despiertos), antes de desaparecer a la carrera en su cuarto, sancta sanctorum de su intimidad.

Los días de excursión están dispuestos a tirar de saco de dormir y acabar planchando la oreja en cualquier lugar lejano, sin echar de menos su cama mullida.

Para muchos otros, cualquier oportunidad de comer un sucedáneo de hamburguesa en un tugurio de mala muerte reafirma su capacidad de sobrevivir comiendo fuera de su casa... 

Con la edad, sobre todo cuando uno tiene casa propia, está deseando que los amigotes disfruten de ella, compartiendo un ambiente conocido y acogedor. Además está deseando abrir su casa de par en par a sus padres.

Los años hacen que, como en tu cama, no se duerma en ningún sitio. Así, después de un viaje, por mucho que disfrutes, la primera noche en tu cama sí que es un lujo asiático.

Cuando el trabajo te obliga a comer en muchas ocasiones fuera de casa, acabas hasta las narices y, aunque te hayan citado en un lujoso restaurante para una comida de negocios, lo cambiarías con gusto por un sucedáneo de cualquier cosa, siempre que te lo pudieras comer en casa.

Algunos, a cualquier edad, llevan la máxima del título de la entrada más allá del extremo. Me contaba el sábado una íntima amiga una anécdota de su sobrino...

Con la difícil edad de trece años, en la que no se aguantan ni ellos mismos, el muchacho muerto de aburrimiento es informado de que toda la familia (él incluido) va a pasar la tarde en casa de la tía Pepita (nombre ficticio). Soplando y mirando al suelo contesta a sus padres...

- Yo no quiero ir a casa de la tía Pepita, que me aburro muchísimo.

Los padres, meditando seriamente si reventarle la cabeza, optan por contestar con parsimonia.

- Hijo, pero si a ti te da igual, te aburres en todos los sitios... Hasta en casa.

El hijo, ante la insistencia y la solidez de los argumentos paternos, por fin sentencia.

- Sí, pero en casa me aburro más a gusto...

lunes, 17 de mayo de 2010

Los huérfanos...

Mi queridísima abuela tenía esa gran sabiduría que otorga la vida. No había estudiado más allá de las "primeras letras", como decía ella, y aún muy niña tuvo que apechugar como hija mayor para sacar la casa adelante, con su madre y cuatro hermanos, cuando falleció su padre.

Hasta los noventa y tres años con los que dejó el mundo de los vivos fue una mujer muy presumida. Con un cutis privilegiado, no tenía una sola arruga y alardeaba (porque era verdad) de no haber usado una crema en toda su vida. Sin lujo alguno, siempre iba arreglada. Se hacía la mayoría de sus vestidos, blusas y faldas y hasta los últimos días de su vida enhebraba la aguja sin gafas. Esposa de un minero, supo hacer milagros con los ingresos de su casa para que los cuatro (mi abuelo, mi tío, mi madre y ella) fuesen siempre bien vestidos y elegantes. A los nietos nos inculcó desde pequeños la importancia del "saber estar" y del "saber vestirse".

Recuerdo que yendo de paseo con ella, disfrutando de un soleado día primaveral, exclamó de repente...

- ¡Pobre huérfano!

Y sonrió...

Poco después repitió la afirmación, esta vez en femenino, seguida de otra sonrisa sardónica.

En mi infantil inocencia, esa mujer que me cogía con ternura de la mano, al tiempo que se reía de un pobre huérfano y de una pobre huérfana, me producía escalofríos porque en ella no podía reconocer en ese instante a mi amada y venerada abuela. Pensaba que no era posible mayor crueldad y la miraba de reojo con espanto... Dos preguntas martilleaban mi mente. ¿Cómo era posible que mi abuela supiese que eran huérfanos y para colmo se riera de ellos? Ella también había quedado huérfana de padre y hablaba de él con añoranza, dolor y admiración.

Una muchacha se nos cruzó y volvió a exclamar...

- ¡Pobre huérfana!

Y volvió a sonreírse...

Ya no pude más y no sin cierto temor pregunté a esa malvada mujer en que se había transformado mi  abuelita.

- ¿Cómo sabes que son huérfanos?

Ella contestó calmada y con una gran sonrisa...

- Hijo, no sé si son huérfanos, lo que sé es que si tuvieran una madre que los quisiera bien, no los dejaría salir vestidos así, de espantajos, a la calle.

Entendí el chiste y me reí a carcajadas con ella. ¡Ya sabía yo que mi abuela no podía ser tan mala!

Ayer, paseando con la dueña y señora de mi vida por nuestro barrio, disfrutando de una mañana soleada y preciosa en una Sevilla en primavera, no paramos de ver "pobres huérfanos" a lo largo de todo el recorrido...

No soy capaz de entender por qué, en cuanto salen dos rayos de sol, la gente se vuelve hortera y pierde completamente la capacidad para elegir y combinar prendas y colores.

Uno de los huérfanos más huérfanos que vimos ayer iba ataviado con unas deportivas amarillo chillón, un pantalón de chándal (para colmo del equipo de segunda división de la ciudad) y un blusón blanco con chorreras y transparencias que, rememorando las túnicas de Demi Russo, le envolvía la tremenda barriga hasta caer como un faldón a medio muslo... ¡Qué visión!

Mi pobre abuela, si hubiese compartido el paseo con nosotros, hubiese pensado que en Sevilla hubo en tiempos una epidemia catastrófica que acabó con casi todos los padres y madres de la gente.

No soy en absoluto reaccionario ni conservador, pero no puedo soportar que alguien se dé una vuelta por Sevilla en bañador y chanclas (no estamos en la playa). Me revienta que el chándal se haya convertido en "refinado" modelo para un domingo por la mañana. Me horroriza que un señor de ochenta años combine calzonas, calcetines negros y zapatos de vestir...

¡Ay abuelita! ¡Qué cantidad de huérfanos hay hoy en día!

sábado, 8 de mayo de 2010

Renacer...

Tras varias semanas de inactividad bloguera debida a colapsos informáticos, laborales, mentales y anímicos, retorno a la blogsfera con nuevos bríos... Y a lomos de un MacBook Pro 15" que va como un tiro y que, por ahora, responde a la tranquilidad informática que "promete" su precio.

He echado mucho de menos desfogar mi creatividad y pensamiento en este rincón virtual de comunicación. He añorado la lectura, algunos días rápida y otros pausada, de vuestros respectivos blogs.

En estos días me ha quemado en los dedos la necesidad de escribir sobre los "prohombres" que dirigen nuestros destinos (desde gobierno y oposición) con una miopía tan extrema que uno llega a la rápida conclusión de que nosotros; la ciudadanía a la que dicen servir; y nuestro país; esta España con cuyo nombre tanto se llenan la boca; les importamos un mismísimo carajo.

A uno solo le importa seguir en el gobierno como sea para cumplir una mesiánica visión que ya nadie comparte, salvo su Pajín particular. Al otro solo le interesa decir que no a todo para ver si de rebote alcanza el puesto de presidente del gobierno. Un puesto en el que, en una sociedad normal, una persona tan gris, tan falta de luces y tan pusilánime no se atrevería ni a soñar... Eso sí, este segundo lleva de avales a su Soraya y su Cospedal (perdón, "de Cospedal", que para eso se cambió el apellido cuando accedió a su cargo en el PP).

Ya escribí sobre estas reflexiones en una entrada anterior, pero es que me tienen hasta el gorro y sentía la urgencia de volverlo a hacer. Como decía en esa entrada anterior, esto es una "mediocrecracia".

Respecto a "brotes verdes", seguro que os gusta más el que recojo en la foto. Es de un ricino, que he plantado en un tiesto en la ventana de mi despachito, a punto de salir de la tierra... Todo un renacer y una nueva promesa de vida.