viernes, 30 de septiembre de 2016

Quemando las naves ajenas...

Algunos se creen Hernán Cortés a la conquista de no se sabe qué... Queman las naves porque según ellos solo se debe ir hacia adelante y a toda velocidad. Lo que todavía no han dicho es hacia dónde; y algunos, aunque solo sea porque el diablo es más sabio por viejo que por diablo, sabemos que ir a toda velocidad hacia no se sabe donde solo puede suponer una cosa: desastre.
Ante los acontecimientos de estos dos últimos días puedo afirmar que la tristeza me ha embargado de una forma mucho más profunda de lo que pudiera haber imaginado. No en vano, pasé veintitrés años convencido de que desde esa política, desde el PSOE, se podía hacer avanzar este país; e intenté dar lo mejor de mí mismo como militante para conseguirlo.
Lo primero de lo que uno se debería asegurar cuando se decide a "quemar las naves" es de que las naves sean suyas. En este caso, me temo que el pirómano no lo ha tenido en cuenta porque ha achicharrado una naves que son patrimonio de millones de militantes a lo largo de ciento treinta y siete años de historia de Partido Socialista Obrero Español, y de millones y millones de votantes.
¡Compañero Pedro, tú no eres el PSOE!


Dicen que lo mejor de un líder debe ser su equipo de asesores y, ciertamente, no consigo discernir con qué objeto te han asesorado los que lo han hecho en los últimos años, y menos en los últimos meses.
Cuando sufrimos la derrota en las primeras elecciones del 20-D (momento histórico por el desastre, y no por lo que tú dijiste) se abrió una oportunidad clave... Era la hora de decir al peor presidente del gobierno que ha tenido este país (Mariano Rajoy): "Ven que nos sentamos... Si quieres la abstención del PSOE para la investidura en la segunda votación, vas a derogar la LOMCE, la Ley de Seguridad Ciudadana, la Ley Hipotecaria, y vas a subir el techo de gasto... Y ya veremos qué hacemos en la votación de los presupuestos". Si hubiese dicho que sí, tú habrías tenido una sartén inmensa por el mango para hacer avanzar este país sin quemarte en un gobierno que podías hacer caer en dos minutos si no se plegaba a lo exigido. Si hubiese dicho que no, tú habrías podido arremeter contra él ante los electores con toda la razón del mundo y, sobre todo, con argumentos. En cambio tus asesores han venido confirmándote en el "no porque no". Hasta los más tontos sabemos que lo más importante de un  o un no son sus razones; y las vuestras, compañero, no dan la talla.
Quemar un partido con ciento treinta y siete años de historia en un país que lo necesita en este momento como pocas veces es de una irresponsabilidad indescriptible.
Por si aún no lo tienes claro: ¡Compañero Pedro, tú no eres el PSOE! ¡Vete ya, por favor!
La próxima vez que quemes algo asegúrate de que sea tuyo y solo tuyo. Un saludo.