En este país todo se arregla con prohibir. Cuanto más se supone que deberíamos avanzar en democracia, más se legisla para prohibir. Ahora le ha tocado el turno a las corridas de toros en Cataluña; donde por cierto sólo hay una plaza activa con dieciséis festejos al año.
Se puede estar a favor de la tauromaquia o en contra. Se puede admirar su estética o repudiarla. Se puede valorar la supuesta tradición o ignorarla... Pero dejen que cada uno piense y haga lo que le dé la gana al respecto.
Es curioso que sean los partidos supuestamente más a la izquierda; los que siempre se han arrogado la defensa a ultranza de la libertad en contra del pensamiento único; quienes se meten en esta vorágine de prohibición.
Lo confieso, lo confieso... ¡Soy de izquierdas y me gustan los toros!
Ustedes sigan discutiendo gilipolleces y prohibiciones de ese pelo. Mi mujer, a la que por lo visto no estaba prohibido despedir después de seis años de impecable trabajo, y en paro desde hace más de uno, y yo mismo, se lo agradeceremos eternamente. ¡Joder qué país!
P.S. Escena de La Tauromaquia, de Goya
P.S. Escena de La Tauromaquia, de Goya