domingo, 10 de enero de 2010

De bares y sénecas...

El diccionario de la RAE define "séneca" como "hombre de mucha sabiduría".

Como en otras muchas ocasiones, la institución que "limpia, fija y da esplendor" (a mí siempre me ha parecido el lema de un detergente), se queda muy corta.

Hace ya mucho tiempo que mi dueña y señora decidió que los domingos no se comía en casa y, desde entonces solemos frecuentar un bar conocido, cercano y casero para tomar unas tapitas mientras disfrutamos de la lectura de la abundante masa escrita del periódico dominical. Hoy nos sacaba constantemente de nuestra concentración lectora la elvada voz de un docto parroquiano que, en apenas hora y media, ha tocado en su discurso; los problemas de las herencias (con explicación precisa de la parte de la legítima de los hijos y recomendaciones al resto de la concurrencia sobre testamentaría); las prestaciones por desempleo (con retahíla de derechos de los parados, tipos de prestaciones, plazos de solicitud y análisis práctico de un par de casos presentes en el la barra del bar, a los que no ha preguntado si les importaba ser conejillos de indias para el experimento público); las jubilaciones (con despliegue de cuantías y porcentajes de pérdida de la pensión por jubilación anticipada, relación de máximos y mínimos, situaciones en caso de viudedad); la contribución urbana (con listado exhaustivo de analogías y diferencias con la contribución rústica en ámbitos rurales, criterios de valoración catastral, obligación del pago del impuesto y ejemplo de determinación grosso modo de la cuota para el local que nos acogía)...

Y es que no hay bar que se precie que no tenga su séneca particular. Inabarcable pozo de saber humano que como decía la abuela de mi señora es "el maestro Liendres, que de todo sabe y de nada entiende". Normalmente, con un vozarrón que le permite superar el volumen del murmullo del establecimiento y hacer partícipe de su sabiduría a quien quiera y a quien no. Que acompaña sus disquisiciones con una abrumadora cantidad de datos y aspavientos para minimizar las interrupciones de sus interlocutores y calmar sus posibles dudas con contundencia expositiva... Si no funciona la lluvia de datos, pasará a la riada de juramentos.

Así que los señores de la Real Academia deberían completar, como ya he demostrado, su definición de séneca... Y si no lo hacen, juro que me voy a cagar en...