sábado, 2 de enero de 2010

De matrimonios y desastres...

Cuando contemplé el cartel de la fotografía que adjunto (la hice en Bilbao el 29 de diciembre) me quedé con los ojos como platos.


¡Qué delgadísima es la línea que separa el matrimonio del desastre!

En la página web (repetuosa con la otra parte) sólo se refleja una versión de los hechos. Ahora bien, si es objetiva tan sólo en la décima parte de lo que contiene; este hombre está viviendo un calvario y tiene un problema descomunal. Si es objetiva en mayor proporción... Alguien le odia con toda el alma.

¿Por qué si un matrimonio van mal resulta tan fácil, para quienes supuestamente se han amado, traspasar esa delgada línea que lo separa de la venganza, el odio y el desastre? ¿Por qué el fin último de muchos divorcios es destrozar la vida del que la ha compartido contigo hasta entonces? ¿Por qué se emplea a inocentes, como son los hijos, como arma arrojadiza en estas trifulcas?

Dios nos libre de vivir estos desastres en propias carnes o por lo menos, llegado el caso, nos dé el sentido común para que la pérdida del amor no se convierta en la pérdida absoluta del respeto mutuo.

P.S. No oculto información en la fotografía. El cartel se exponía hacia la vía pública.