Nunca deja de impresionarme la capacidad del ser humano para vestirse como si le hubiera pedido consejo estético a su peor enemigo. Como diría mi abuela, a mucha gente le sienta la ropa que se pone "como a un santo dos pistolas". Muchos han sustituido el buen gusto y la capacidad de combinar tipos de prendas y colores por la veneración hortera a dos prendas que me horrorizan vistas en la calle, pero aún más cuando las veo en señores y señoras que sobrepasan de largo las seis o siete décadas de vida... Los usuarios añejos dan por llamarlas, respectivamente, "er pihama" y "er shanda" (pronúnciese tal como está escrito y el "er" delante que no falte) y que otros mortales llamamos pijama y chándal.
En el Centro de Salud que corresponde a mi domicilio, el acudir al médico en pijama y zapatillas es una enfermedad para la que allí no consiguen encontrar cura. Y si ya se complementa el conjunto con la bata de guatiné, dudas profundamente si te encuentras en un Centro de Salud o en un dormitorio comunal.
El jueves pasado, que me tocaba un análisis de sangre a primera hora, llegaron madre e hija en zapatillas y bata. Tenían que pasarse allí más de dos horas porque a la chica le iban a hacer la curva de azúcar típica de las embarazadas. Lo peor vino cuando la muchacha se quitó la bata porque el ancho de la manga no le daba para subirla lo suficiente para la extracción de sangre y... Apareció un pijama de Hello Kitty con fondo rojo chillón y lleno de dibujos de la famosa gata, en tamaños diversos, por todas las esquinas. Las zapatillas iban a juego del mismo, también con la gata a cuestas. ¿Cómo puede ir alguien a un lugar público vestido así y no morir de la vergüenza?
Hoy sábado, que nos tocaba pasar la ITV al coche a las 11:15, hemos llegado puntuales y al poco rato han entrado los señores de la foto. No recoge con justicia lo impactante de la escena, por lo que la describiré a continuación. Parecían padre e hijo. El padre de setenta y bastantes iba con una impecable camisa de vestir de rayas marrones, zapatos de piel a juego y... "Er pantalón der shanda" verde oscuro, lleno de costuras, ribetes y bolsillos varios, tipo senderismo de dificultad elevada. Completaba el conjunto el anorak azul oscuro que no pegaba ni con la camisa ni con "er shanda" ni con los zapatos... El señor iba hecho todo un adefesio. El hijo, con pinta de moderno de fin de semana, combinaba camisa de vestir lisa con baqueros y deportivas de blanco inmaculado... Toda una pareja.
No he podido resitir la tentación de hacer una foto con el móvil a hurtadillas para compartirla y dejar constancia, ahora que está celebrándose la Cibeles Madrid Fashion Week, de estas nuevas tendencias "Urban Fashion".