lunes, 23 de noviembre de 2009

Aminatou Haidar y otras vergüenzas...

Sigo por la prensa día a día la evolución de esta activista saharaui; considerada por la inmensa mayoría de las fuentes una pacifista a ultranza (no por las fuentes políticas marroquíes, evidentemente); en huelga de hambre y abandonada sin documentación en el aeropuerto de Lanzarote. Me vienen a la mente, junto a ella, las decenas de miles de personas que después de 33 años siguen penando en los campos de refugiados de Tinduf. Sin salida aparente, sin un pronunciamiento contundente de una Comunidad Internacional que en este caso sigue prefiriendo mirar para otro lado, sin un apoyo explícito de los poderes políticos de un país (nuestra España) que fue potencia colonial de los territorios del Sahara Occidental.


Aminatou Haidar en Lanzarote (foto Reuters)

El 16 de octubre de 1975 un anciano dictador iniciaba su agonía final, mientras otro que sustentó su poder sobre la férrea limitación de los Derechos Humanos (como sigue haciendo su hijo) aprovechaba la ocasión para su Marcha Verde de "liberación" de los saharauis del yugo español... para imponer el yugo marroquí. La raquítica y mezquina estructura de un Estado dictatorial que perdía a su "caudillo" y "vigía de occidente" se bajó los pantalones (eso sí, sostenidos con tirantes) y firmó los vergonzosos Acuerdos de Madrid con Marruecos y Mauritania a seis días de que falleciese el dictador.

Acordado el proceso de desconolización con la ONU, España incumplió todo lo pactado con el organismo internacional y abandonó el 26 de febrero de 1976 a más de 155.000 ciudadanos españoles a su suerte. No debemos olvidar que aunque el sentimiento de independencia de los saharauis existía, eran ciudadanos de una colonia española y su país los condenó a huir de su propia tierra bajo la presión de los ejercitos marroquí y mauritano que la ocuparon al día siguiente, y a quedar separados por un muro de más de 2.000 km que parece no avergonzar a nadie.

Me duele que en esta nuestra España, europea y democrática, nadie haya tenido que explicar nunca el por qué de esa vergüenza, ni haya tenido que afrontar consecuencia alguna por ella. Me pesa que ningún gobernante español en 33 años haya reclamado para sus ex-nacionales una solución inmediata, justa y humana. Me horroriza la situación de una mujer como Aminatou Haidar, maltratada como una "patata caliente" por los políticos del país que fue su país, España, que ni la mencionan. Y me horroriza aún más cuando esos mismos políticos se han pasado los últimos días llenándose la boca con que "el deber de todo país es la defensa a ultranza de sus nacionales" y echándose a la cara quién era más capaz de hacerlo ante el felizmente finiquitado caso del Alakrana.

¿Dará alguien explicaciones algún día por esta nueva vergüenza? ¿Celebraremos algún día, aunque sea el primer aniversario, de la caída del muro del Sahara?