domingo, 22 de noviembre de 2009

Ágora y los libre-pensadores...

Después de 20 años de rodar por el mundo de la Historia de la Arquitectura, 17 años de impartir Matemáticas y Física. De haber estudiado y disfrutado de la impresionante e impactante figura de Hipatia... Llegó Amenábar con su Ágora (la acentúo porque es así, no porque él la haya acentuado en los carteles).

Me dirigí emocionado con mi mujer al cine a disfrutar de la película al día siguiente del estreno. La vimos una hora después de lo previsto, en la esquina izquierda de la última fila del cine. ¡Todo por disfrutar!... Y nos aburrimos como hongos.



¡Qué triste ver la figura de una inmensa mujer reducida a una paranóica ajena a la realidad de su tiempo y de su ciudad y preocupada sólo por mirar al cielo!

Y navegué por Internet...

Me encontré con un foro en el que se compartía una "crítica" de la película. Entré porque nada más ver las primeras aportaciones del foro se "veneraba" la valentía de Amenábar por hacer una película en defensa del libre-pensamiento frente a los dogmatismos y las tiranías.

Animado por estas aportaciones, una vez en en foro, me permití dar mi opinión. Para eso soy el alegre "opinador".

Expresé que la ambientación arquitectónica era tan mala que en muchas ocasiones parecía una tarta de bodas. Comenté que manipular la grandísima historia de Hipatia para llegar a algo tan "manido" como el "¡qué malos son los curas!" me parecía un desprecio a una gran mujer. Maticé que Hipatia no había podido plantear ni de lejos las órbitas elípticas cuando en realidad dedicó su vida a perfeccionar el sistema de Ptolomeo, que era geocéntrico, porque ella era neoplatónica. Afirmé que su muerte tuvo mucho más que ver con las disputas políticas en un Imperio Romano decadente que con los extremismos de la fe...

En dos minutos, un foro que parecía ya agotado por el tiempo que había transcurrido desde el estreno, se dinamizó. Me calificaron (literal) de "listillo", "payaso", "buen cristiano" (pretendiendo insultar), "fascista", "retrógrado", "reaccionario", "dogmático", además de "manipulador"... Y yo qué sé que más...

Así que, agradeciendo la lección de respeto al libre-pensamiento, me despedí del foro antes de que algún acérrimo defensor de la libertad de expresión frente a los dogmatismos, me quemase o lapidase, como a Hipatia, llenando mi ordenador de virus y troyanos si conseguía detectar mi IP.

¡Qué bueno es ser apóstol del libre-pensamiento cuando todos piensan como tú! ¡Qué miedo me entró, al ver la reacción de esos defensores de la libertad de expresión!

No os preocupéis. ¡Aleluya Amenábar! ¡Aleluya!