miércoles, 10 de noviembre de 2010

¡Y las monjas con la pata quebrada...!

Antes de que me salga algún anónimo en los comentarios poniéndome a parir por "laicista agresivo" y/o "anticlerical quema-conventos", tengo que decir que soy católico apostólico romano, de misa dominical. Vinculado a la vida de diversas parroquias, órdenes religiosas y comunidades desde que tengo uso de razón...

Después de aclarado esto, tengo que decir que la Iglesia de la que siempre me he sentido parte; la Iglesia de Jesucristo; tiene bastante poco que ver con lo que contemplé el domingo en televisión mientras seguía la consagración de la nueva Basílica Menor de la Sagrada Familia, templo expiatorio obra de Gaudí que como arquitecto me maravilla...

En esa Iglesia Universal (significado literal de la palabra "Católica") de la que formo parte, muchísimo más de la mitad de los miembros son mujeres. De hecho, en la eucaristía dominical de mi parroquia, más del 75% de las personas que asisten de forma asidua son féminas. Predominan las feligresas de avanzada edad, pero también las jovencitas que acompañan a sus madres a celebrar ese encuentro semanal con Cristo. Los varones somos franca minoría.

Pero esto no es una cuestión actual. En los evangelios podemos leer cómo las únicas que se quedaron junto al Señor durante su Via Crucis hacia el Gólgota fueron las Santas Mujeres. Los hombres-apóstoles no se encontraban por allí. Ni se mencionan.

El Domingo de Resurrección, las únicas que se acercaron a ungir el cuerpo de nuestro Señor, sin temer enfrentarse a los guardias del Sumo Sacerdote, fueron las mujeres. Los hombres-apóstoles seguían perdidos y ocultos por miedo a lo que pudiera pasar...

Y pasan casi dos mil años (nuestro Señor murió el siete de abril del año treinta, según muchos estudios), y llega una histórica visita del Sumo Pontífice de la Santa Iglesia Católica (recordemos que significa "Universal") a España... Y después de no ver una sola mujer en día y medio, hacen una aparición estelar para limpiar y fregar el altar que el Papa acababa de ungir de aceite para la consagración...



¡Mi alegre opinadora se sintió cabreada, ofendida e indignada hasta decir basta...! ¡Y yo con ella!

Amado Papa, cardenales, arzobispos, obispos y clero en general; o se enteran de una vez que mucho más de la mitad de la Santa Madre Iglesia está formada por "miembras", o seguirán estando a muchos años luz de la realidad...

Por cierto, no vendría mal que el Santo Padre hiciese una mínima autocrítica para descubrir que algunas de las causas del "laicismo" y "anticlericalismo" están dentro de la propia iglesia jerárquica que, con un mensaje tan rancio como seguir asignando a las mujeres una función tan "primordial" como fregar el altar ungido, llevan años, si no siglos, ahuyentando a las, y los, que aún nos acercamos a ella...

¡Dios nos bendiga!