miércoles, 9 de junio de 2010

¡Lo sé, señoras, lo sé!...

Allá por enero de 1994, cuando inicié mi carrera docente, contaba con veintinueve primaveras, con mi pelo canoso (casi blanco) y con un peso ideal de 93 kilos... Y tenía mucho éxito entre las féminas.

Mis alumnas, de las que la dueña y señora de mi vida decía en aquel entonces que eran "muy guarras", me pusieron de mote "Richard Gere". Mis compañeras profesoras tenían a bien avisarme de las "enamoradas" que tenía cada curso entre las alumnas para que evitase situaciones que pudieran resultar comprometidas...


Pero me perdió el gusto por las "tapitas y cervecitas" sevillanas... Inicié un paulatino proceso de "engorde" que llegó a su extremo en las postrimerías de 2009 cuando alcancé mi peso máximo de 124 kilos. Me había convertido en un hombre invisible para las mujeres. Ya no tenía "enamoradas" ni entre las madres de mis alumnas, y mis alumnos hace años que me habían cambiado el mote de "Richard Gere" por el de "Gambrinus" (el personaje tripón que anuncia la cerveza Cruzcampo).

Por otro lado, los médicos me daban avisos cada dos por tres porque, ni con las pastillas, conseguían controlar mi tensión arterial y mis taquicardias... Acabé dos veces en el hospital por este problemilla.

Así que la dueña y señora de mi vida me pidió una cita, quisiera yo o no, con una endocrina para el pasado 8 de febrero...

Hoy se cumplen cuatro meses de aquella primera cita y las cosas han ido más que bien. Mi tensión arterial está totalmente controlada y mis taquicardias han desaparecido por completo.

Pero además, mi peso se ha reducido hasta los 97 kilos (por el momento)... Y parece que he vuelto a ser un hombre visible entre las féminas...

Ya he pillado a dos amigas que caminaban detrás de mí con la mirada baja... Y cuando me he vuelto, me han dicho con descaro...

- "Hijo, es que se te ha quedado un culito..."

¿Será que me he vuelto un hombre objeto...? ¿Será que mi "culito" vuelve a ser un icono sexual...?

¡Lo sé, señoras, lo sé!... ¡Estoy buenísimo!